Decálogo para la teleasistencia

1580991962_939139_1580992153_noticia_normal¿Cómo gestionamos el lenguaje no verbal a través del teléfono?  Cómo debe gestionarse el tono de voz, las interrupciones, los silencios?  Cómo y cuándo identificar al paciente?  Podemos hacer una broma? La escucha activa es además de una tarea médica necesaria es también terapéutica – pero no es la norma aplicada por los profesionales de la sanidad.

La teleasistencia ha llegado para quedarse – el Covid 19 ha motivado lo anterior – y por tanto hemos de adaptarnos a gestionar la comunicación verbal  y no verbal a través del hilo… por ello debemos prestar atención a la escucha activa y las habilidades comunicativas.

La Dra. Muñoz Seco – Presidenta de la IBAMFYC- ha reseñado en un artículo lo anterior y resulta un decálogo muy interesante en aras a mejorar la teleasistencia. Recuerden una cuestión ya tratada en otro post : escucha activa, no interrumpir al paciente, facilitar que se exprese y explícitamente recalca que los 30 primeros segundos de la llamada son esenciales.

  1. Gestión de la agenda de llamadas. Necesitamos tener al paciente citado y poder consultar su historia clínica.
  2. Repasar la historia clínica del paciente con carácter previo a la llamada.
  3. Llamar al paciente. Presentarnos, decir nuestro nombre y centro de trabajo.
  4. Aclimatar. Preguntar si nos oye bien y si es un buen momento para hablar.
  5. Hablar. Tono de voz tranquilizador, dando confianza y seguridad. El tono de voz es todo lo que tenemos en una consulta telefónica.
  6. Escuchar activa. No interrumpir: los primeros 30 segundos son esenciales.
  7. A la hora de informar sobre el diagnóstico y el plan de acción es bueno introducirlo: explicar mediante frases cortas lo que van hacer.
  8. Explicar el desarrollo previsible y los signos de reconsulta
  9. Reseñar lo hablado en la historia del paciente
  10. Valorar en todo momento, la necesidad de una visita presencial para una exploración física 

 

Precauciones a seguir ante la asistencia telefónica

Asegurarnos de la identidad del paciente o la persona cuidadora. Si no conocemos al paciente, confirmar que se trata de esa persona.

En caso de hablar con un cuidador y/o los padres –  y en el caso de menores de edad, tener muy presente lo referente a la confidencialidad sobre los datos clinicos. De alguna modo hemos de contar con la aceptación del paciente – recordad que la titularidad de la información clínica sigue siendo del paciente y el hecho de que la consulta sea telefónica – no obvia nuestra obligación  deontológica en cuanto a los datos y su confidencialidad.

La teleasistencia tiene ventajas e inconvenientes –  y los inconvenientes pueden ser de gran trascendencia – por ejemplo es más difícil detectar desacuerdos o falta de comprensión por parte del paciente de una parte y de otra, podemos estar ante pacientes que la barrera digital – skype / face time – sea insoslayable.

Y recuerden jamás dejen mensajes en un contestador ¡¡¡¡

 

Imagen El Pais- Retina

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