Re culturizar la muerte

Aunque es un final conocido, previsible, pudiera parecer extraño, pero …. en la sociedad actual, la muerte no forma parte de nuestros planes. Ello es así porque la muerte ha sido extraída y postergada de la cotidianeidad del siglo XXI. La vida y la sociedad actual está alejada de la muerte en si misma considerada.  

En estos días de descanso, ha caído en mis manos un libro precioso– de Montse Esquerda – sobre la muerte y escribe la necesidad social de culturizar la muerte y de hacerle frente no diré trivializándola – pero si desmitificando y reintroduciéndola en la vida actual, como parte de esta y no ajena a ella.

La autora explica la necesidad de reintroducir en la sociedad “la naturalidad” de la muerte como un proceso más cotidiano, cercano y como era concebido hace unos años. Narra experiencias de su infancia y refiere que en la actualidad la muerte – como proceso – ha sido transformada por los actores sociales en algo muy diverso – que sorprendería a nuestros abuelos ¡

Primero – la profesionalización de la muerte en tanatorios y velatorios, etc. Los que ya vamos cumpliendo años, recordamos como antiguamente se velaba en casa y en familia; y ante la situación del final de la vida al primero que se llamaba era al cura y luego al médico. El ars moriendi del siglo XX era así¡

Por cierto, al ser querido no se le dejaba nunca solo, ni en el velatorio ¡¡ Estrictamente, velatorio es el acto de velar, es decir, pasar la noche con el difunto. El concepto ha variado desde sus primeros usos de forma que actualmente no se entiende solo de esa forma: velar es acompañar a un difunto desde que fallece hasta que se le da sepultura o se incinera su cuerpo – según los usos actuales. Antes la incineración no se utilizaba y únicamente se inhumaba.

además el uso social era que durante el velatorio se recibían las condolencias de los amigos , familiares ,etc…no quiero extenderme más en ello, pero si alguno de Uds. ha pasado recientemente por la pérdida de un ser querido – sabrá que le han dado las condolencias hasta por whups ¡

Segunda cuestión. – la medicalización de la muerte – la medicina está orientada principalmente a curar, prevenir y…. ante la enfermedad incurable y la subsiguiente muerte – la situación es percibida socialmente como un fracaso de la medicina.

El Dr. Juan Gervás hace unas reflexiones en Acta Sanitaria que deben servirnos de guía para desarrollar nuestros pensamientos en torno a ello.

“Morir no es un proceso médico. Morir es cerrar el ciclo de la vida que empezó con la concepción, otro proceso que no es médico. Ciertamente, la Medicina puede ayudar en el comienzo y en el final de la vida, pero de por sí son procesos no médicos sino personales y sociales. Venimos de la nada y a la nada vamos y son muchos los movimientos que buscan emanciparse de la muerte medicalizada para introducir en ese proceso más filosofía, intimidad, espiritualidad, silencios, conversaciones y valores con los que se haya vivido la vida.

Sin embargo: «Para morir en paz se requiere una sociedad que sea capaz de mirar cara a cara a la muerte».

Y si se precisa ayuda médica, que sea respetuosa, no imperativa.

Estas son algunas de las píldoras extraídas de sus notas ¡

Tal vez uno de los graves problemas sea lo llamado conspiración del silencio, práctica aun vigente y más extendida de lo que debiera.

La conspiración del silencio

Técnicamente es un tipo específico de “colusión” (alianza o pacto ilícito entre dos que daña a un tercero), en el contexto médico, que ocurre cuando la familia del paciente actúa con los médicos ocultando una enfermedad potencialmente mortal o grave al paciente. Esto por lo general se produce a petición de la familia y es práctica frecuente en algunas culturas.

Por otra parte, los clínicos también pueden considerar la colusión como una opción en ocasiones más fácil que la de decir la verdad al paciente, ya que reduce su propio estrés y ansiedad.  Aunque es una práctica que ve en disminución aún se mantiene y representa un problema importante a la hora de ofrecer la mejor atención a pacientes con enfermedades graves.

Lo anterior conlleva que el paciente no pueda asumir con calma y ponderación la realidad de su salud y decidir en torno a ella como afrontar el final de la vida.

Sin entrar ya en todas las consideraciones que atentan a la ética profesional y que pueden leer aquí; lo más esencial que debe valorarse es que es el paciente quien debe en primera persona cerrar su ciclo de la vida ayudándose de sus propias creencias, filosofía y atendiendo a su autonomía y sus propias decisiones. Y si se le oculta – se le niega dicha oportunidad.

¿Recuerdan Uds. a François Miterrand? Se comenta que en su día contestó con relación a una pregunta sobre si temía la muerte ante su enfermedad oncológica “La gran diferencia entre Ud. y yo – amigo mío, es que yo sé de qué me voy a morir y Ud. no”.

Es importante y necesario, que el paciente conozca la realidad de su situación para poder atenderla y entenderla en primera persona y ello pasa por poder hablar de la muerte y hacerlo con naturalidad . Para ello hay que volver a darle cabida y resituarla en nuestra vida actual.

Esquerda aspira y espera que adoptemos una actitud de tener presente el final de la vida y ello nos resitúa continuamente, (“nos hace tener claro lo que es más y menos importante”) y, sobre todo, para morir mejor, para aceptar ese final que conocemos, pero ante el que, protegidos por la creencia en los avances médicos, nos negamos a enfrentarnos a la realidad y asumirla.

Les citaré por último a Borges “Buscar la serenidad me parece una ambición más razonable que buscar la felicidad. Y quizás la serenidad sea una forma de felicidad

Vean el video de la Dra. Esquerda – son sólo 16 minutos no les defraudará ¡