Medicamentos on line?

OJ8XYS0Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han favorecido la aparición de plataformas digitales en las que cualquier ciudadano  – y digo cualquiera sea menor, mayor, discapacitado o no, etc…- puede adquirir casi cualquier bien o servicio a través de internet o de aplicaciones móviles. El uso intensivo de las TIC está cambiando la forma en que ofertantes y consumidores interactúan y hoy día se puede comprar en cualquier momento y cualquier lugar cualquier producto, con las ventajas de poder elegir una mayor variedad, mejor precio etc,… consideraciones que hacen que cada vez más los ciudadanos vean las ventajas de este cambio en sus hábitos de consumo y  pierdan de vista los inconvenientes del mercado digital

Compra on line de medicamentos

Desde el año 2013 pueden dispensarse a través de internet siempre que no requieran prescripción médica, que la dispensación se lleve a través del establecimiento digital de una oficina de farmacia con sede física que opere legalmente y que esta haya notificado a la autoridad competente su actividad on line.

Sin embargo, no todo son ventajas la oferta de medicamentos ilegales y/o peligrosos está fuera de control, en este artículo  se hace un estudio riguroso por un grupo de expertos de la Universidad de BArcelona que intentaré esquematizar.

El acceso a medicamentos y alimentos a través de Internet proporciona notables ventajas. La comodidad de acceso presente en dichas transacciones, permite al ciudadano abastecerse de  estos productos sin abandonar su domicilio y con disponibilidad horaria ilimitada, lo que en algunas circunstancias es de importancia significativa ya que: “este nuevo canal de distribución permite a personas con problemas de movilidad adquirir los productos necesarios para su día a día sin depender de terceros, obtener los mismos bienes y servicios a mejor precio, o mantener, en el ámbito de su intimidad, determinadas opciones de compra (…) es constatable el aumento significativo de la participación de la tercera edad en el comercio electrónico de bienes y  servicios, especialmente en medicación y alimentación. Dado el envejecimiento creciente de la población y la progresiva universalización del acceso a Internet, así como la posibilidad de obtener productos a un  precio inferior al del canal de venta tradicional en un momento en que las pensiones se han visto reducidas, el consumidor de más de sesenta y cinco años se ha convertido, cada vez más, en un habitual de la compra  online.” (Casado y Vilà, 2016, 38-39)

Sin embargo no todo son ventajas, puesto que los poderes públicos tiene grandes  dificultades para garantizar el cumplimiento de la ley  y aparecen riesgos que atañen a la seguridad como a la intimidad de los ciudadanos.

Según la OCDE el mercado digital está lleno de productos prohibidos que no cumplen los estándares mínimos exigidos  y que no están etiquetados correctamente. La oferta de medicamentos a trasvés de internet se canaliza a través de un mercado paralelo que permite al usuario consumidor acceder a productos ilegales, de baja o pésima calidad y con riesgo para la salud.

A través de internet podemos encontrar medicamentos en los que es necesaria la prescripción y sin embargo se ofertan por esta vía. Suelen ser productos con documentación falsa, embalajes defectuoso, con sustitución del principio activo o que carecen de este y/o cuya dosificación es incorrecta. También encontramos vacunas o u otros medicamentos que escasean en las oficinas de farmacia tradicional… esta oferta tiene una atracción  considerable, pues obvia la prescripción y permite el acceso directo al usuario sin ningún control y además suelen ofertarse a mejor precio que en el mercado legal, lo cual aumenta poderosamente su vis atractiva. Esta línea de oferta ilegal, no solo causa efectos dañosos al usuario si no también al sistema sanitario,  a la salud pública y a la confianza legítima del usuario en el sistema.

Las dificultades en el control de la oferta por parte de los poderes públicos favorecen la impunidad           

Controlar el mercado digital es más complejo que controlar el mercado tradicional. En efecto, resulta difícil identificar al responsable de la venta porque las plataformas facilitan la aparición de intermediarios de identidad difusa, lo que afecta a la trazabilidad de los productos. Las dificultades planteadas por la multitud de operadores (productor, almacenista, vendedor,  plataforma de distribución, canal de pago, servidor web, etc.) que pueden intervenir en una  misma oferta, se agravan con el hecho de que estos pueden estar repartidos en varios países, lo que perjudica las posibilidades de control por parte de las administraciones públicas. De  hecho, una de las paradojas de la globalización es que, a pesar de constituir un fenómeno de  carácter mundial y transfronterizo, los ámbitos de control siguen siendo nacionales, predominando la fragmentación y la descoordinación por parte de los poderes públicos.

Por último, con la generalización del acceso electrónico a alimentos y medicamentos, han surgido nuevas técnicas de distribución de estos productos. Entre estas técnicas, el envío de medicamentos en paquetes postales no declarados, lo que impide identificar y controlar la entrada y la circulación, dentro de un territorio, de dicho producto. Además, estos paquetes postales no tienen en cuenta a menudo los requerimientos de transporte de medicamentos, en particular, por ejemplo la necesidad de  asegurar que no se rompe la cadena de frío. En efecto, la ruptura de dicha cadena puede  generar, en el caso de los medicamentos, la aparición de efectos adversos para el paciente por falta de actividad.  Esta disfunción entre la cadena de producción y comercialización y su control se ve favorecida por el hecho de que las plataformas de comercio electrónico no tienen la obligación de velar por que las ofertas que aparecen en sus espacios no sean de productos ilegales. De acuerdo con la Directiva de Comercio Electrónico, gran parte de las plataformas digitales a través de las cuales se ofertan alimentos y medicamentos gozan de la consideración legal de “prestadores de servicios de intermediación” (meros intermediarios), por lo que no están obligados a supervisar la actividad de aquellos que ofrecen productos gracias a su intermediación (Martínez Mata, 2017). Eso supone que no tienen la obligación legal de comprobar que aquello que  se vende a través de su web o app es legal (Edwards, 2010).

Únicamente están obligadas a actuar retirando la oferta, cuando un tercero administración pública, ciudadano o cualquier  interesado) les alerte de su ilegalidad (Sartor, 2017). Para que nazca su obligación, además,  es necesario que el aviso sea en relación con contenidos ilegales identificados de forma individualizada (una oferta concreta, de un usuario en concreto). No surten efectos las advertencias generalizadas.

Preocupada por las actuales dificultades, la Comisión Europea ha dictaminado que “las plataformas en línea, que sirven de intermediarias para el acceso a los contenidos de la mayoría de  usuarios de Internet, tienen una importante responsabilidad social a la hora de proteger a los usuarios y la sociedad en general y de impedir que los delincuentes y otras personas que practican actividades ilícitas en línea, hagan uso de estos servicios.” (Comisión Europea, 2017, 2-3)

Ante este tipo de escenarios los poderes públicos están tomando medidas para revertir la situación actual y limitar el alcance de la oferta ilegal de medicamentos y alimentos. A título  indicativo, cabe mencionar los controles establecidos por la AEMPS, con objeto de investigar las páginas web dedicadas a la venta ilegal de medicamentos, y promover su cierre, así como sus campañas de concienciación ciudadana; las intervenciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; los programas  de control coordinados de la Unión Europea (Comisión Europea, 2018), con la participación incluso de las plataformas de venta como Alibaba, Ebay, Amazon, y de países extracomunitarios, como China.

Cuestiones bioeticas

Diferencias entre oficinas de farmacia y portal on line

Las dispensación on line de medicamentos implica que desaparece el consejo personalizado del farmacéutico, de una parte y de otra se mercantilizan los datos personales del comprador paciente. Las webs de dispensación de medicamentos no son identificables por el usuario comprador, en este sentido, el dispensar medicamentos en una oficina de farmacia, es una de sus garantías. En este sentido las oficinas de farmacia no son tiendas, si no que forman parte del sistema de salud y están sujetas a la planificación sanitaria.

La venta online de medicamentos está armonizada a nivel Europeo, y en España regulada en el Real Decreto 870/2013, de 8 de noviembre, por el que se  regula la venta a distancia al público, a través de sitios web, de medicamentos de uso humano no sujetos a prescripción médica. Los requisitos más destacables son:

  1. Solo pueden distribuir medicamentos las oficinas de farmacia abiertas al público en el mercado físico y previa notificación a la autoridad competente. Es decir, solo pueden dispensar medicamentos las oficinas de farmacia tradicionales, desde su establecimiento habitual, y tras informar a la Agencia Española del Medicamento de esta actividad complementaria.
  2. El farmacéutico debe operar desde su propia farmacia, es decir, no puede actuar desde un establecimiento de almacenamiento o similar.
  3. Solamente se pueden dispensar los medicamentos que no requieran receta médica.
  4. El farmacéutico ha de transmitir al usuario electrónico la misma información que habitualmente proporciona al ciudadano que acude a su farmacia, en especial, lo dispuesto en la normativa de uso racional de los medicamentos y productos sanitarios.
  5. Las oficinas de farmacia deben identificarse on line con un logotipo que ha sido diseñado por la Comisión Europea. Es el mismo para toda la Unión y permite al usuario saber el Estado miembro en el que está ubicado el punto de venta. Además, el logotipo consta de un hipervínculo que enlaza directamente con la web del Estado miembro en el que se sitúa la farmacia física que dispensa on line. Este enlace permite al usuario verificar si la farmacia dispensa medicamentos de forma legal a través de Internet. En el caso de España, el hipervínculo enlaza con la página Distafarma, perteneciente a la Agencia Española del Medicamento.
  6. Si bien el establecimiento digital puede utilizar un nombre comercial, debe en todo caso hacer constar el número de identificación y la dirección de su establecimiento físico.

A pesar de lo meridiano de lo anterior, le es difícil al usuario saber si esta ante un portal autorizado o no. Además se pueden encargar medicamentos  online a apps que conectan con repartidores que si están dados de alta o no, pero que en cualquier caso escapan a la legalidad vigente además de generar conflictos de intereses.

Automedicación y pseudoempoderamiento  

La información existente en Internet permite a sus usuarios tratar de diagnosticar su enfermedad, situación que se retroalimenta con la existencia de foros donde se intercambian experiencias, opiniones y consejos de la más variada índole pero alejados de un control profesional.  La posibilidad de obtener medicamentos on line favorece este tipo de prácticas, ya que el usuario se atreve a autodiagnosticarse y automedicarse desde la aparente inocuidad y falso empoderamiento para gestionar su salud/enfermedad y su bienestar. Todo ello con el agravante de que las aplicaciones se sirven de este tipo de propaganda de medicamentos y productos para financiar sus servicios “médicos” sin control y/o fiabilidad; ello constituye un ejemplo de usos secundarios de datos que propicia el mercado digital y que en este ámbito puede ser nocivo para la salud y para los derechos de las personas (intimidad, confidencialidad, etc).

Los riesgos son obvios, los usuarios pueden fácilmente confundir páginas con información contrastada y otras que carecen de rigor, como blogs, correos masivos o cualquier folleto que circule por la red, equiparando su valor y fiabilidad. Estos riesgos se incrementan cuando constatamos que, en ocasiones, la información que recibe el usuario es proporcionada por la misma fuente que suministra la medicación.

Por último, el acceso on line de determinados colectivos, que no estén familiarizados con las TIC –  (las personas de capacidad cognitiva disminuida)- incrementa su vulnerabilidad, ya que pueden ser objeto de estafas o de sus propias limitaciones funcionales.

Medicina y paramedicina

Diversas formas de medicina alternativa, que son en sí mismas un problema de salud pública, encuentran un terreno fértil en la distribución online.En ocasiones, se mezcla la oferta de medicamentos legales con complementos alimenticios o productos homeopáticos, transmitiendo al usuario la creencia errónea de que todos esos productos son igualmente curativos y están científicamente testados. Este hecho trasciende en la salud del ciudadano e incrementa innecesariamente el gasto en la sanidad pública, ya que en ocasiones dilatan la asistencia profesional sanitaria y que han perdido un tiempo de efectivo tratamiento para sus patologías.

Intimidad y datos personales al descubierto

El nivel de exposición de los datos de los usuarios que adquieren medicamentos online es desproporcionado. Existe escasa protección de los datos personales de los usuarios que adquieren medicamentos a través de Internet. Por un lado, existen técnicas, conocidas como phishing, para suplantar webs oficiales y hacer un uso fraudulento de ellas. Estas técnicas, suplantan la web oficial y sus logos, roban datos personales y/o bancarios de los usuarios, por lo que pueden afectar con una especial intensidad al mercado digital de fármacos puesto que la legislación obliga al usuario a facilitar determinados datos personales (la dispensación no puede ser anónima).

Sin duda, la información personal que  recopilan en ocasiones es asombrosa cuestionarios de salud, que luego son utilizados para otras campañas de productos, etc.

Y por último, los expertos nos advierten de otra práctica fraudulenta, la demanda masiva de determinado tipo de medicamentos permite inferir que tipo de patología está afectando mayormente a la población, ello puede utilizarse con fines lucrativos (vendiendo placebos, alterando el precio de las cosas, medicamentos adulterados, etc)

Como ven en la venta on line no todo son ventajas y no puede suplirse el consejo profesional del farmacéutico, que dispensa fármacos –  no los vende – y forma parte del sistema nacional de salud.

Deja un comentario